Al estar en la presencia de tu divinidad
y al contemplar la hermosura de tu santidad,
mi espíritu se alegra en
tu majestad.
Te adoro a tí, te adoro atí.
Cuando veo la grandeza de tu dulce amor
y compruebo la pureza de tu corazón,
mi espíritu se alegra en tu majestad.
Ta adoro a tí, te adoro atí.
Y al estar aquí, delante de tí, te adoraré.
Postrado ante tí, mi corazón te adora, oh, Dios.
Y siempre quiero estar, para adorar
y contemplar tu santidad, Señor,
te adoro a tí.
|