Todo me es permitido, pero no
todo es provechoso. Todo me es permitido, pero yo no me
haré esclavo de nada. La comida es para el estómago, y
el estómago para la comida; tanto el uno como la otra
son cosas que Dios destruirá. En cambio, el cuerpo no es
para la libertad sexual, sino para el Señor; y el Señor
es para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor nos
resucitará también a nosotros con su poder.
¿No saben que sus cuerpos son parte de Cristo? ¿ Y cómo
le quitarían a Cristo esa parte de su cuerpo para
hacerla parte de una prostituta? ¡ Ni pensarlo! Pero
ustedes saben que al unirse con una prostituta, llegan a
ser un solo cuerpo con ella. Pues la Escritura dice:
Los dos serán una sola carne.En cambio, el que se une al Señor, se hace con Él
un mismo Espíritu.
Desháganse totalmente de las relaciones
sexuales
prohibidas. Todo otro pecado que cometa el hombre le
queda exterior. Al contrario, el que tiene relaciones
sexuales prohibidas peca contra su propio cuerpo.
¿No saben que su cuerpo es
templo del Espíritu Santo,
que Dios mismo puso en ustedes? Ustedes ya no se
pertenecen a sí mismos; sabiendo que fueron comprados a
un gran precio, procuren que sus cuerpos sirvan para
gloria de Dios. (1Cor. 6,12-20).